lunes, 29 de diciembre de 2014

22 14

Roto 
Descompuesto
Dolorido

Dicen que a la tercera
es cuando va la vencida,
pero yo ni a la quiniela con mi suerte jugaría

Dicen 'quien malo en el amor',
bueno en el juego se halla,
pero yo, perdido,
sin rumbo y timón,
sin proa, babor ni navío

Dicen que las mariquitas,
predicen el tiempo al volar,
pues a mí me voló una y no ha dejao' de diluviar

Y dicen que quien la sigue,
más que tarde la consigue.
Quizás sea por mi ceguera,
a la quinta borrachera,
pero tantos dolores sigo,
que nunca, si llego al abismo
dejoe saltar detrás de ella

Vacío
Oscuro
Solo

El abismo era espejismo,
advertí en millón de añicos,
ni retrato, ni destino, ni futuro: 
yo indeciso

(escuchar mientras)

martes, 7 de octubre de 2014

Un lugar llamado Nantes

   Me imagino una playa desierta. No paradisíaca, simplemente desierta. Un lugar para pensar, para evadirse del mundo, para estar a solas con uno mismo.

Joel Meyerowitz, Cape Light
   Me imagino un pueblo pintoresco. Pequeñas, diminutas piedras trazan un sendero hacia la plaza mayor, donde se celebra el mercado dominical. Las casas de colores, construídas en madera, dan cobijo al recinto. De sus ventanas se asoman los lugareños a recibirnos.

   ¿A quienes? A mí. A mis pensamientos, acompañantes eternos y duraderos. Los lugareños no nos saludan (sólo nos miran). Leen a través de mi y directamente hacia ellos. Sienten el miedo. Saben que es la primera vez que deambulo solo y sin sentido por las calles del continente europeo. He llegado a Francia fruto de mis lecturas de la juventud (Albert Camús y su jodido existencialismo) y una música más ecléctica que otra cosa. Tras mi viaje por la Bretaña y la Normandía no sé donde acabaré. Sólo sé que quiero ver mundo, traspasar fronteras y superar retos, sin volver la vista atrás, sin deshacer mis pasos.

   Sin embargo, escalado del Mount Saint Michel todo se desvanece. Una inmensidad, una planicie eterna se extiende ante mi con todas las preguntas. ¿Qué quiero ser en la vida? ¿Qué quiero hacer de hoy en adelante? De repente, el miedo se apodera de mí. La inmensidad me hace pequeño y el paisaje, nostálgico. De repente, quiero volver a los bosques gallegos. De repente, me despierto. Me levanto de la cama y miro a la destrozada ciudad de Beirut. Otra bomba ha caído.

   ¿Cuándo aprenderá el mundo? ¿Cuándo aprenderé?





martes, 5 de agosto de 2014

Constantemente

Parece que a veces sentimos la necesidad de ser felices con aquellas cosas que no tenemos. Una casa, un coche, un trabajo, una novia... yo que sé; sólo se que sentimos un vacío, que nos comparamos con los demás y vemos con impotencia la imperfección en nuestras vidas. Sin embargo, lo perfecto es imposible; por lo tanto, la felicidad no puede estar en la perfección. La felicidad está, sin lugar a dudas, en saber aprovechar las oportunidades que nos brinda la vida, saber valorar lo que tenemos y dejar de compararnos con el mundo de una vez por todas.

Constantemente.

Michael Eggleston

domingo, 20 de julio de 2014

El desacougo existencial


Emmet, Ron Jude

“- ¿Sabes ese momento en el que te das cuenta que la casa en la que has vivido ya no es tu casa? De repente, aunque tengas un sitio donde poner tus cosas, la idea de casa desaparece.

- Yo aún me siento a gusto en mi casa.

- Un día cuando te vayas te pasará, y ya no habrá vuelta atrás. Ya no lo recuperarás jamás. Es como sentir nostalgia de un sitio que ya no existe. Tal vez sea ley de vida. Y no volverás a sentir lo mismo hasta que crees tu propio hogar, para ti, para tus hijos, para la familia que formes. Es como un ciclo. No sé, yo lo echo de menos. A lo mejor eso es una familia. Unas personas que echan de menos el mismo lugar imaginario.”

Hay días que te levantas con el pie izquierdo. Otros simplemente no te levantas, porque estas demasiado casado de trabajar durante toda la semana. Quizás debería dejar de pensar que estoy trabajando demasiado para demasiado poco, porque haga lo que haga voy a tener que seguir trabajando.

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No sé por qué me encuentro en un estado de ausencia, de desazón, de "desacougo existencial", como decía mi libro de gallego de segundo de Bachillerato para explicar la negra sombra que perseguía a Rosalía de Castro. 
  • He leído algunos libros, y he visto algunas películas.
  • He reflexionado sobre el papel de la ficción en nuestras vidas.
He llegado a la conclusión de que la ficción lo es todo, cada vez más incluso. Pues todos producimos para ser consumidos. Todos actuamos en función de unos estándares, o de unas expectativas. Unas expectativas creadas por la televisión, las películas, los libros, los periódicos. Todos aspiramos a algo, algo que se nos ha dado a conocer a través de los medios, a través del mundo de lo desconocido. Los medios de comunicación producen deseos, crean necesidades, generan angustias y esperanzas. Y no entiendo por que casi nadie es capaz de cambiar. Consumir películas que no nos aporten nada más que una concepción negativa de lo que es el futuro, libros insulsos y vacíos. Historias hechas para complacer. No lo entiendo. ¿Por que se empeña la sociedad en construirnos y amoldarnos a su imagen y semejanza? Algo de lo que no podemos huír, pues nos han adoctrinado con lo peor: el miedo. Miedo a fracasar, miedo a salir de casa, un miedo que en mi caso se traduce en pereza y que me impide, por ejemplo, vivir sin wifi sin sentir algún tipo de angustia vital. Lo que yo decía, el "desacougo existencial".

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Pero no es eso a lo que yo venía. Yo me refería al "desacougo existencial" como una sensación de vacío en la llenura, ¿me entendéis? Claro que no me entendéis, porque acabo de soltar una frase que me chapé sin sentido, sólo para sonar algo más culto en mis exámenes de Junio. A lo que yo me refiero es a volver a mi casa y estar sin ganas de andar con mis amigos. A preocuparme más por los delfines que cazan en China, que por mi amigo que ha dejado la mitad de la carrera y se ha estado esforzando. A sentirme peor por usar las redes sociales que por la huelga de basura que lleva un mes y medio atormentando a mi ciudad. A eso me refiero, a un estado de apatía general, algo que no transmito (o intento no transmitir al resto) por su (mi) bien mental. 

Son chorradas que solo le suceden a gente que ve demasiadas películas de pensar y demasiadas pocas películas mierda. Qué fácil sería todo si viera películas mierda...




domingo, 6 de julio de 2014

Vive mientras te dejen vivir




Nacemos, crecemos y morimos 

Nacemos: aparecemos de la nada, como si de repente, tuvieramos algo que decir en este lugar llamado Mundo.

Crecemos: nos hacemos mayores. Tenemos algo por lo que seguir adelante.

Morimos: de repente todo ha dejado de importarnos.

Llegará un punto de nuestras vidas en que miraremos atrás, decididos a hacer revisión de nuestros hitos, de nuestros aciertos y de nuestros errores. ¿Qué pensaremos en ese momento? ¿Estaremos orgullosos de lo que hemos conseguido? ¿O nos arrepentiremos de todas aquellas cosas que no hicimos? ¿De las oportunidades que dejamos pasar, de las decisiones que tomaron por nosotros, de las cosas que no hicimos por miedo a equivocarnos? Llegará un momento en que todo dará igual. Las oportunidades perdidas, los miedos, los malos entendidos; las dudas existenciales, el sentido de la vida, las ganas de hacer algo; todo pasará de largo como un tren que no lleva a ninguna parte. 

Y es que es eso; ¿por qué sentimos la constante necesidad de encontrarle sentido a esto? La vida no tiene sentido. Su fin mismo es la nada. Pero necesitamos creer lo contrario. Necesitamos buscar una meta, conseguir algo que nos haga tener ganas de despegarnos de la cama, de salir a la calle un día más, en búsqueda de la felicidad. Son metas que a veces nos atormentan, que otras veces nos ilusionan. Pero no son nada; y eso es lo que no entiendo. ¿Por qué molestarnos en querer seguir adelante? ¿Por qué molestarnos en seguir dando vueltas a algo que acabará en polvo? ¿Por qué? 

Pero sin quererlo, a cabeza non para, y como un humano más, no puedo dejar de hacer planes, de ilusionarme por el futuro, de buscar motivos para seguir adelante, y de constuirme un porvenir en la cabeza que quizás (o no) acabe siendo real. Y dentro de esta obsesión, necesitamos personas en las que apoyarnos. Gente. Seres humanos. 

Y por eso no entiendo como puede haber gente tan cegada por todo, tan centrada en sus propios beneficios, tan egoísta como para destruír el mundo y a los demás humanos. Para destruír todo lo que, al fin y al cabo, tiene. Porque el dinero no da la felicidad, sino el mundo y las personas. Cómo se pueden acostar cada noche los líderes de petrolíferas, de gobiernos corruptos, de multinacionales fraudulentas, sabiendo que su razón para levantarse va a ser esclavizar un día más a un niño haciendo zapatos en una fábrica de Bangladesh, que va a ser infrinjir las regulaciones medioambientales, que va a matar a gente. No entiendo como la gente puede querer el mal para el resto. O simplemente no pensar en él. El consumismo, la codicia, el amor propio, el egoísmo, son todos males del siglo 21. Son males que van a acabar con nosotros. Son males. 

miércoles, 2 de julio de 2014

En búsqueda de la felicidad

    Las fotografías de William Eggleston tienen un tinte de nostalgia, emanan recuerdos que nos transportan a otra época, a otro país, a otra vida. Generan en mi una añoranza por lo no vivido, por lo que está por venir, por lo que quiero que venga. Este fotógrafo que descubrí hace poco, no hace más que regar las ansias de viajar que sembró "Hacia Rutas Salvajes" (Jon Krakauer, 1996) en mi cabeza. Conocer lo inconcebible, llanuras y llanuras de terreno sin ver montañas, carreteras solitarias, caminos por los que poder gritar a los cuatro vientos, conocer culturas, conocer paisajes, conocer hasta la forma de las nubes, y aprenderse de memoria todos los carteles oxidados que anuncian marcas que probablemente ya no estén a la venta.



    Los sueños parecen reflejos de nuestras más hondas preocupaciones. Cuando creemos que ya nos hemos olvidado de algo, de repente soñamos, y el recuerdo se hace más vívido, más presente, más duradero. Nos pasamos todo el día dándole vueltas a las mismas cosas, a si han sucedido, a por qué han sucedido, a por qué han dejado de suceder.

    Parece que incluso el mundo del subconsciente nos impide ser felices constantemente, con nuestro trabajo y nuestras perspectivas de futuro. Cuando menos nos lo esperamos, AHÍ VA! Una noticia completamente inesperada que no te deja tranquilo cuando vuelves a casa de trabajar y sólo quieres dejar tu mente en blanco. Y luego están las canciones de tu móvil, y una reproducción aleatoria que, de vuelta a casa, va haciendo el resto del trabajo.

" Jealousy, turning saints into the sea
Swimming through sick lullabies
Choking on your alibis"