sábado, 21 de noviembre de 2015

Libertad



Te veré levantarte a mis cuestas, desde abajo hasta el cielo. Te veré brillar, te veré sonreír, compartir felicidad. Y entonces, me sentiré orgulloso.

Veré una luz que asciende ante mi. Una estrella que sube hacia el limbo y se pierde en la oscuridad de la noche. De repente, solo en medio de la carretera, me siento acompañado. Tú estabas conmigo, ahí. Lo sabía. Sentía tu presencia. Tus ojos, se clavaban en mi nuca. Y yo, inmóvil, sabía que nunca te irías de mi. Como mi loba huargo, siempre presente, siempre ausente, siempre.

Bajé la calle tratando de seguir tu voz. Me llamabas. Me pedías que te salvara. Creías en el amor. Me decías que no te dejara nunca. Corríamos descalzos por el asfalto. Truenos, lluvia, nieve, charcos. Un reflejo. Te habías ido.

Nunca habías estado.

Me despierto.

Había soñado.

Nunca te había hablado.

Solo te había visto.

Solo saludado.

Si he venido a este mundo, no es para ser feliz. He venido, para ser vehículo de felicidad. He venido, para ser cúmulo de emociones. Para ser reposo, para ser energía. Para dejar de entrar en la mente de las personas. Para verte.

Sé libre. Por lo que quieras. Por una melena rubia y unos labios rojos. Un carmín. Esa sonrisa. Su sonrisa. Por ella. Por su felicidad. Pero sélo por ti mismo. También. Tampoco. Piensa. Deja de actuar. Actúa. Deja de pensar. No te hundas en los vaivenes de tu trabajo. No te cierres en el sarcófago de la ignorancia. Ponte retos. Recuerda de dónde has salido. Agradece a quien se lo merezca.

Agradece a quien te enseñe música.

Quien te enseñe música.

Te enseñe.

Música.

O a quien no.

Pero de quien la aprendas.

Y gracias.

Por todo. Por nada. Por ser tú. Por hacer que esta canción me recuerde a ti. Por hacer que tras dos años, siga estando loco. Por ti. Por mi. Por nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario