miércoles, 29 de noviembre de 2017

Here comes my baby





I'd say that this is darkest song I ever wrote
No hint of a smile, or the usual quirky anecdotes
No, this is a song about someone knew what not to say
What not to do, so now, I think I'll just be honest.

I hope that no one ever leaves,
'Cause I don't wanna be alone with me
Not with the things that rush up and down this symphonous smile
Here comes the love anxiety
Can't let it grab a hold of me, not after last time

Why'd you have to wear skirts and heels like that?
She's blinding anyway but now she's floodlighting up the match
Well it's twenty minutes 'til showtime
But the backstage is the stage tonight
So now, I think I'll just be honest

I hope that no one ever leaves
'Cause I don't wanna be alone with me
Not with the things that rush up and down this symphonous smile

Here comes the love anxiety
Can't let it grab a hold of me
Not like the last time
Here comes the love anxiety
It's gonna grab a hold of me, just like the last time

domingo, 16 de julio de 2017

Volver





Llovía en Colorado,
llovían lágrimas por mis mejillas;
una canción en bucle,
un cántico a viva voz.

Me cuesta recordar quién soy,
donde estoy, a qué he venido.
No sé cómo soy,
soy un pájaro en constante vuelo,
cambio, mutación.

Diviso el horizonte,
bajo la mirada hacia el suelo.
Y cuando creo haberte perdido ahí estás,
entre los árboles,
entre la arena y el mar,
entre la espada y la pared.

Y vuelves.
Retorciéndote sobre mi,
como la negra sombra de Rosalía,
como la saudade portuguesa,
como la peste sobre la ciudad de las Ratas,
sobre la eterna condición humana.

Llegas a mi de una forma inhumana.
Me robas el sueño,
mi única calma hasta ahora.
¿Y qué soy yo?

Pájaro sin alas,
ando, tierra siempre.
Ya no diviso horizontes,
miro arriba, cuánto puedo. Te pierdo. Me olvido.

Las alas que te trajeron a mi vida se han ido.
Sin ellas, ando, lento, fuera de mi naturaleza.
Pero ando firme.
Ando seguro.
Sin temor a encontrarte en la tierra del hombre,
donde cielo y tierra se separan
para dar paso al porvenir.

Ando sin alas,
ando sin calma,
ando sin prisa,
ando sin ansia,
ando con fuego,
ando con garra
ando con "quiero" en mi garganta.

Voz de voces,
sueño de sueños,
deja salir a esta bestia
del fondo de mi mente,
de lo más profundo de mi ser.

Búscate sin ella,
contigo.

Cose tus alas y vuela,
mirando al frente,
con calma y con prisa,
con ansia y sin fuego,
sin garra y sin "quiero"

en tu garganta.




domingo, 18 de junio de 2017

Por su nombre


Habló
Fin de curso en Madrid supone, más que nada, un recordatorio del paso del tiempo.
La oportunidad de pararme a reflexionar sobre mi momento aquí y ahora. Sobre quién soy y qué quiero, a un año de acabar la carrera. Sobre qué cosas me han pasado, por qué lo han hecho, y qué quiero hacer con ellas. 

Fin de curso en Madrid me recuerda a muchas personas y a muchos momentos. Tiene un sentido más finito que aquél que tenía fin de curso en Lugo, o que tuvo fin de curso en EE. UU. Madrid tiene la capacidad de revolverme por dentro -y hacia dentro- forzándome a revisitar la vida que he vivido en los tres años aquí habitados. Porque Madrid es cíclico, y es algo que volverá, que me dará una oportunidad de reinventarme y trabajar por labrarme un año, cada vez mejor, cada vez distinto, pero siempre, al final, amargamente incompleto. Esta ciudad me ha visto crecer como ninguna otra, me ha hecho sentir en casa más que ninguna otra; pero a la vez, me ha hartado como ninguna otra.

Hablo
Un año de intercambio, una enfermedad de tres meses y varios incidentes personales han cambiado la forma en que me voy de Madrid. Ahora me voy impaciente. Con los pies en la tierra. Consciente. ¿Maduro? Quizás. 

Ahora sé que el egoísmo es peor que el calor que abrasa el asfalto de esta ciudad maldita. Sé que ser bueno en esta vida se equipara a ser tonto, como las tontas golondrinas que anidan en los árboles de esta poluta ciudad. Sé que las cosas pasan, y hay que verlas, vivirlas y dejarlas pasar, como el tráfico que oigo cada mañana desde mi ventana. 


Y sé, que familia solo hay una. La que te espera de vuelta con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos; la que te coge el teléfono a las 4 de la mañana porque no puedes dormir; la que quiere saber donde, cuando, por qué y cómo. Y de la otra familia, la que creía verdadera, solo quedan muestras de una verdad que otrora creí cierta. Pero muestras igualmente válidas. No son ya familia, no sé lo que son. Prefiero no poner etiquetas. Es lo que me ha enseñado Madrid: a llamar a las cosas por su nombre. 

miércoles, 5 de abril de 2017

Ensayo y error


Sé que soy demasiado exigente,
conmigo mismo. Que no me basta con una situación vital determinada, sino que siempre me impulso a cambiar de entorno, a salir de mi zona de confort. Soy consciente de que ello acarrea un constante estado de estrés y agobio. Conocer a nueva gente, enfrentarme a nuevas situaciones y retos. Algo que, a pesar del paso de los años, aún no ha logrado curtir mi piel introvertida.

Un modelo de conducta basado en el ensayo y el error. Error aparente, por no haber logrado todas las metas que me había propuesto. Ensayo continuo, de modelos de vida, trabajos, estudios, iniciativas, relaciones... que no logro encajar con mi bizarra forma de ser.

Ensayo y error de vida. Ensayo y error de camino. Amigos que perdí, chicas que nunca debí querer, habitaciones de las que mudarme, destinos de los que me alegro de haber vuelto sin mirar atrás. Por delante, un horizonte incierto, una realidad en constante formación. Me despierto cada día con una hoja en blanco en la mano, ¡pobre de mí, que he de escribir la historia de mi vida!

De la vida de una persona inconformista consigo mismo. Incapaz de disfrutar de un minúsculo segundo de existencia sin pensar en el siguiente. Incapaz de no arrepentirse de los ensayos que fueron, los errores que son y serán. Incapaz de dejar la mente en blanco por un instante, de parar el mundo en seco y darse la vuelta a contemplar la vista.

¡Pobre de mí, infeliz!
¡Pobre de mí, incapaz de abarcar, con la mano, todas las gotas de agua del mundo, todas las brisas de viento, toda la arena del desierto!


lunes, 9 de enero de 2017

Ojos, mentes, almas




Con los ojos cansados
Desperté en náuseas,
en ansias. 

Soñara con una verdad paralela. 
Con un viaje en barco hacia las islas del desierto. 

Explosiones en el cielo
alabaron mi semblante,

bajo una mañana de invierno,
dormida la tarde,
despierta la noche.

Ojos, abiertos;
ojos, profundos;
mirada penetrante,
salto hacia las profundidades del alma.

Salto sin paracaídas,
sin miedo a las cornisas,
la gravedad
mi amiga

Contraria al destino,
semejante a la emoción,
guía, brújula, lupa,
hoguera con rayo de sol.

Con las mentes cansadas

Mente, ¡flota!
¡Desvanécete!

Te lo ordeno,
a mis órdenes.
Futiles cantos de esperanza,
inútiles salmos, alabanzas.

La calle de la amargura,
encendió la luz del sol,
aceptó los pensamientos,
contempló la inundación

de mentes
ojos
almas

la inundación de sentimientos
negativos
positivos
neutros

entendió la verdad,
encendió la mentira;

puso en marcha el mecanismo de un cuerpo que comienza a andar,
de una primavera que comienza a florecer cuando la nieve del invierno no se ha disipado aún del musgo;

que no mira atrás,

un marinero que huye de sirenas que cantaban a la mentira,
una ilusión agradable,
pero vacía
de sentido
de verdad
de honestidad

una mentira para llenar el hueco de tantos castillos de arena,
de tantos desiertos andados
de tantos océanos navegados

Con las almas cansadas

Duerme,
con tu alma y despierta,

con tu mente;

con tus ojos dispuestos a ver el mundo.

¡Compón música, artista!
¡Navega bibliotecas de conocimiento!

¡Escribe poesía, bardo!

Duerme. Despierta. Vive. Presente. 

With tired minds,
tired eyes,
tired souls,
we slept.